miércoles, 22 de abril de 2015

Motivo 36: Clases particulares


Ha llegado el momento de hablaros de una de las últimas novedades en mi vida: las clases particulares.
Quedaría más bonito decir que empecé por esto en plan vocacional, por la profesora oculta que hay en mí, para satisfacer mis ganas de enseñar... pero realmente no es así. Todo lo que es pluriempleo se hace por necesidad pura y dura, porque por mucho que disfrute dando clases estoy más agustito tumbada viendo la tele en casa.


Ya he comentado alguna vez por aquí que, aunque no puedo quejarme porque trabajo de lo mío y llevo casi 5 años en la empresa, trabajo a media jornada y haciendo sesiones maratonianas los findes... sin posibilidad de mejora, al menos a corto-medio plazo. Mis esperanzas están puestas en un centro de salud que lleva más años construyéndose que yo trabajando... con lo cual se diluyen en una espera que va para largo.

Y, puesto que no está la vida para dejar un trabajo fijo, y que además me gusta (aunque haya algunas cosas que no me gusten de él, creo que el trabajo perfecto aún no lo han inventado), la solución para poder evolucionar en esta vida no era buscar algo mejor (que lo sigo buscando, eh? Si alguien quiere regalarme una farmacia aquí estoy!!) sino encontrar algo que pudiera combinar con el trabajo que ya tengo.

Lo cierto es que esta decisión la tomé hace cerca de dos años... me puse a poner anuncios por internet, me imprimí unos cartelitos para colgar por aquí que siguen guardados en un cajón de mi mesa... y me olvidé. Soy una procrastinadora nata, ya lo sabéis! Siempre había una excusa mejor, algo más urgente, otra cosa que estudiar o que hacer...

En el fondo, he de reconocer que me daba miedo. Es lo que pasa con ciertas decisiones y acciones que postergamos infinitamente... cuéntate todos los rollos que quieras, pero tú y solo tu, en la soledad de tu cabeza y tu corazón, sabes que no lo haces porque eres una cagada.

Es realmente curioso que trabajando de cara al público y habiendo desarrollado cierta capacidad para relacionarme con la gente como si nada me diera sustito hacer de profesora particular. No sé si me daban miedo los niños, los padres... de hecho, cuando empiezo con alguien nuevo siempre me da mi cosilla, no sé porqué.

Mi primera oportunidad llegó el verano pasado, en forma de un alumno que me pasó una amiga por unos días, como refuerzo de cara a los exámenes de Septiembre. Me lo tomé como una oportunidad para ganar un dinerillo extra y ponerme a prueba a mí misma y ver si valía para esto o no. Me quedé sin playa dos semanas por esas clases, pero fue una de las mejores decisiones que he tomado, porque fue el impulso que necesitaba para ponerme a ello más en serio (además el chaval aprobó, que no sería por mí pero que sube la moral!).

Tras esto, volví a actualizar mis datos en todos aquellos anuncios que ya tenía publicados, y probé a buscar más lugares donde ofrecer mis servicios, de hecho hasta colgué algún cartel!! Y, aunque yo pensaba que nadie llamaría por un anuncio de internet, me equivocaba: una de mis alumnas la encontré por este medio.

Una amiga mía que también se dedica a esto ha tenido una niña recientemente, por lo que también me ha pasado algunos alumnos... así que aprovechando el tirón, llevo unas semanas de no parar! Es duro, porque no estoy acostumbrada a llevar este ritmo y como los findes los paso enteros trabajando, pensar en dar los lunes 3 clases, cada una en una punta de la ciudad, es agotador... Pero yo firmaría porque siguiera la racha eternamente, la verdad.

He descubierto que echaba de menos estar en contacto con gente joven. Es un trabajo diferente, pero te dan caña y te dan vida, y me hacen sentir más joven a mí también. He vuelto a estudiar, porque aunque yo fuera un coco hace 12 años... las cosas se olvidan, y yo estaba más que oxidada... He recordado lo muchísimo que me gustaban las matemáticas, y hacer ajustes de reacciones. He vuelto a apuntar en mi agenda fechas de exámenes, a ponerme un poco nerviosa por ellos, a redescubrir la responsabilidad por los estudios y la satisfacción del trabajo bien hecho.

No todos los días son una sonrisa, nada en esta vida lo es... y hay días en que bien cambiaría por una siesta parte de mi reino... pero hay que intentar sacar lo positivo, que sorprendentemente no es lo económico (aunque era la motivación inicial, lo reconozco, y da gustito poder comprarme algún caprichito, a quién no?), sino tantas cosas que aporta el poder ayudar a la gente a comprender y amar materias que a mi me gustaban a esa edad. Quizás los dos ámbitos en los que trabajo no están tan lejos uno de otro...

2 comentarios :

  1. Mi abuelo era el chatarrero del pueblo

    y yo soy abogado ejerciente y estoy intentando dar trabajo y crear una gran empresa con Algodón de Luna

    nunca tienes q avergonzarte de lo q haces con las manos y el corazón !!! todos curramos para comer y vivir mejor y ojala con 2h d curro pudieramos vivir fenomenal pero como no, a esforzarnos y a tirar pá lante con un par

    un bsz

    luna

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No, Luna! Para nada me avergüenzo!! Quizás más bien me frustro, porque a veces siento que no escogí el camino correcto... pero bien es cierto que mis clases particulares me han dado y me dan muchísimas satisfacciones, a diferentes niveles!!
      Un besote!

      Eliminar

Gracias por tu comentario!!